Tras el Referéndum Constitucional ¿A dónde va la Revolución Venezolana?

«Se puede pelar una cebolla capa a capa, pero no se puede cazar un tigre pata a pata». Alan Woods

«Nuestras dudas son traidoras, y nos hacen perder el bien que podríamos ganar, por temor a intentar”. William Shakespeare

Toda revolución tiene en sus comienzos su etapa de euforia, de creencia de que todo va bien, que el viejo orden no volverá, que la antigua clase dominante esta vencida. Pero tras esa fase, que se dio en la revolucion rusa de 1917 o en la Francesa de 1789, viene otra más reflexiva por parte de las masas en la cual se ve que el enemigo vuelve a retomar posiciones, que las masas empiezan a cansarse de discurso y que empiezan a descubrir que aún falta la  tarea central  por hacer. En esta etapa,  las masas empiezan a intuir que de no hacerse esa tareas, de demorarse más tiempo, la reacción amenaza con volver y aplastar todas las conquistas,  incluido las pequeñas concesiones que las masas han logrado.

En Venezuela ese periodo se ha alargado casi 10 años. En Rusia fue de 4 meses: de febrero a junio de 1917. En Francia de 4 años: de 1789 a 1793. Tanto el Rusia como el Francia, pese a que el contenido de clase de ambas revoluciones fuera diferente, en Rusia socialista y en Francia burgués, la revolución no venció, no realizó sus tareas hasta que el viejo estado fue completamente demolido y sustituido por uno nuevo y se expropio a la clase dominante, la feudal en Francia y la feudal y capitalista en Rusia.

Así del mismo modo en Venezuela, mientras no se lleven  a cabo estas dos tareas, la sustitución del estado burgués por uno revolucionario de los obreros, campesinos y comunidades y por otro lado si no se nacionaliza la banca, la tierra y la gran industria, la revolución seguirá en peligro.

La revolución ha conocido muchos punto de inflexión: el 13 de abril de 2002, el paro patronal la victoria en el referéndum revocatorio de 2004. Pero el momento en que la revolución acumuló más apoyo fue sin duda la victoria de Chávez en las presidenciales de 2006. La victoria electoral de diciembre de 2006 marcaba un hito histórico en el apoyo al presidente Chávez mas de 7 millones de votantes. Esta victoria impulsó un giro a la izquierda, con la creación del PSUV, toda una cadena de nacionalizaciones, etc. La revolución estaba llegando a un punto crítico donde la cantidad se transforma en calidad, que como en todo proceso en la naturaleza se caracteriza por un equilibrio de fuerzas inestable hasta que se alcanza un equilibrio hacia un lado u otro.

Mientras que se demore en el tiempo, y no se acometan las tareas centrales de la revolución que permitan el libre desarrollo de la industria, el comercio, la agricultura, es decir del enorme potencial acumulado del pueblo venezolano, de su clase trabajadora, de sus campesinos, la situación revolucionaria amenaza con pudrirse. En 2007 y 2008 hubiera sido posible la transformación socialista de la sociedad de un modo completamente pacifico y sin resistencia, basándose en la mayoría aplastante de más de 7 millones de votos. Con una asamblea nacional completamente bajo control revolucionario, el Presidente, con las leyes habilitantes en sus manos podría haber elaborado toda una serie de decretos nacionalizando la banca, la tierra y las grandes industrias y así implementar un plan económico nacional democrático. Haciendo esto, de un solo golpe se hubiera terminado con el capitalismo en Venezuela, y el país, bajo la planificación y el monopolio del comercio exterior, ayudado de los precios del petroleo, hubiera en un corto intervalo de tiempo visto tasas de crecimiento y prosperidad nunca visto, sin inflación y sin desempleo, terminar con la informalidad, el déficit de viviendas y todas las lacras heredadas de la IV república.

Desafortunadamente estas medidas se han demorado y se prefirió, por ahora, pelar el tigre pata a pata. Todo ello fruto del asesoramiento de los sectores reformistas y burocráticos que dentro y fuera del gobierno proponían  que sobre la base de los altos ingresos petroleros, no era necesario expropiar a los capitalistas: a lo sumo tomar el control de algunos sectores estratégicos.  Si bien los marxistas apoyamos estas nacionalizaciones parciales cómo un paso adelante también  resaltamos que son insuficientes y no servirían para resolver lo fundamental, que el modo de producción capitalista seguía siendo el predominante en Venezuela y el mismo es un obstáculo para el avance del país.  Ahora con el recrudecimiento de la crisis internacional y la caída de los precios del petróleo, toda esta política que aboga por una economía mixta  esta llegando a sus limites. El gobierno del Presidente Chávez ante la crisis económica tendrá que tomar medidas decisivas contra los capitalistas y contra el aparato estatal burgués, fuente del burocratismo y la corrupción. Si no se caza al tigre, (el capitalismo venezolano) éste amenaza con tragarse la revolución.

Una pata del tigre. La reforma constitucional de diciembre de 2007

2008 comenzó marcado por la derrota en el referéndum de la reforma constitucional. Chávez hizo la propuesta de enmienda constitucional que suponía, pese a sus contradicciones, una enorme amenaza tanto al poder de la burocracia estatal como la poder de la burguesía. Por ello fue apoyada por los marxistas de la CMI. La burguesía y la burocracia se movilizaron como un sólo hombre para derrotar la propuesta de reforma constitucional. El sabotaje económico se recrudeció durante los últimos meses del año 2007. Antes de las elecciones, faltó leche, caraotas, azúcar. Por primera vez en los sectores populares empezaba a calar la idea que durante años había repetido la burguesía desde la televisión,  pero que no había conectado con el pueblo. “ven este es el comunismo al que nos lleva Chávez como en Cuba, falta de todo, falta leche, carne, comida, etc”. Este sabotaje por sí sólo  no sirvió para garantizar la derrota. Era necesario el boicot de los alcaldes, gobernadores, funcionarios del estado que sabían que con esta reforma perdían poder. Y así fue, faltaron medios para movilizar a la gente, para votar como se hizo otras veces. Estos sectores se olían que con la reforma no salían ganando. Así la derrota del 2-D.

El motivo fundamental de la derrota del referéndum fue que el pueblo después de dar la victoria aplastante a Chávez en diciembre de 2006 no había visto un cambio sustancial en sus condiciones de vida. Al contrario, fruto del sabotaje económico hubo carencia de productos básicos, aumento de la inflación y empeoramiento de las condiciones de vida. Esto condujo a una abstención seria de la base revolucionaria. Este fue el primer aviso de que las masas se estaban empezando a hartar de palabras y querían hechos. Aún así la victoria de los reaccionarios fue por un estrecho margen que mostraba como la correlación de fuerzas seguía a favor de las masas.

¿Era necesario el referéndum?

Chávez podría haber ganado este referéndum  de manera aplastante, si hubiera llevado a la práctica las propuestas de la reforma, que podían aplicado sin necesidad de hacer un referéndum, y expropiado a los capitalistas. Un año atrás mas de 7 millones habían votado a Chávez por el socialismo y querían ver los resultados.  La causa de la derrota del 2-D no fue lo complicado de la formulación de la misma o que el pueblo no entendiese todos los añadidos a la enmienda original. Todos eso argumentos giran entorno a la misma idea de que “el pueblo no entendía”. Esta manera de plantear las cosas es  otra manera de decir que faltaba conciencia en las masas, cuando es justo todo lo contrario, el problema no era la formulación  de la enmienda: la propuesta de constitución del 99 era mas compleja y no todo el mundo se leyó la constitución hasta la ultima letra. El pueblo voto al espíritu que emanaba de la nueva constitución, se entusiasmo con el cambio profundo que ella representaba.

En medio del sabotaje económico, de la falta de leche y alimentos, en el ultimo trimestre del 2007, Chávez podría haber nacionalizado todo el sector agro alimentario, desde la producción hasta la distribución para el consumo final. De hecho podría haberlo hecho antes de que este sabotaje se diera, pero vaciló ante la presión de los reformistas y la derecha dentro del movimiento bolivariano, y en lugar de actuar, pidió a las masas que votaran en el referéndum constitucional, cuando buena parte de sus medidas y propuestas se hubieran podido decretar a través de las leyes habilitante. De llevar a cabo estas medidas, hubiera contado con el apoyo entusiasta del pueblo, las comunidades y los trabajadores, que hubieran controlado la producción de los alimentos y de los precios al mercado. Leche abundante en los anaqueles, más barata que antes, hubiera sido un argumento con un millón de veces más peso para millones de trabajadores y pobres, que la impresión de miles de folletos a favor de la reforma o las palabras bonitas sobre el socialismo y el amor, en medio de la carestía.

Las vacilaciones de Chávez.

Sin embargo esta derrota pírrica sirvió para dar nuevas alas a los reformistas. El 31 de diciembre del 2007, Chávez aprueba la ley de amnistía de los delitos del golpe de estado de 2002. Al mismo tiempo habla de la necesidad de llegar a un entendimiento con la burguesía nacional. Después de intentar arrancarle las patas al tigre una a una y sin que se diera cuenta, se le quiere acariciar el lomo.

El presidente Chávez habla de que ha ido demasiado rápido con la reforma que el pueblo no ha entendido, y que hay que frenar el ritmo de la revolución. “Yo estoy obligado a reducir la velocidad de marcha. He venido imprimiéndole una velocidad a la marcha más allá de las capacidades o posibilidades del colectivo; lo acepto, y he allí uno de mis errores”, dijo el Presidente reconociendo así que los sectores populares y el aparato estatal aún no están preparados para todo lo que involucraba una Reforma Constitucional que profundizaba el Socialismo. “Las vanguardias no pueden desprenderse de la masa. ¡Tienen que estar con la masa! Yo estaré con ustedes, y por eso tengo que reducir mi velocidad”. Estos discursos causan desesperación entre sectores de la izquierda del chavismo y cierto desconcierto entre la base.

Ya en aquél momento (febrero de 2008) los marxistas señalamos que:

“Tanto el presente como el futuro bajo el capitalismo en Venezuela van a significar no una atenuación, si no auge de la lucha de clases, es decir un incremento de la lucha por el reparto de la tarta de la riqueza nacional. En el desarrollo económico de Venezuela se da la enorme contradicción del papel parasitario de su burguesía, que no está interesada en la inversión productiva, si no en el disfrute de la renta petrolera, en vivir a costa de ella sin producir. Eso todos conocido que históricamente Venezuela es un país enormemente dependiente de las importaciones, de la evolución de los precios del petróleo y de la cotización del dólar. La entrada masiva de dólares, el aumento de la circulación de moneda, el boom desigual del consumo han puesto de manifiesto la insuficiencia de la burguesía para satisfacer las necesidades del mercado interno. Por ello las importaciones este año han vuelto a batir records. A todo esto hay que sumar que el control de precios y de cambio son un freno a la acumulación de beneficios, es decir a la extracción de riqueza de los trabajadores y los pobres venezolanos. Esto pone de manifiesto el papel parásito de la burguesía que, sobre la base de la actual correlación de fuerzas entre las clases, se niega a invertir. Frente a esto sólo hay dos lógicas posibles para el gobierno bolivariano, o se acepta la lógica del capitalismo, o se lucha de un modo consecuente contra ella. La creencia en que la renta petrolera puede resolver el tránsito al socialismo sin expropiar a los capitalistas las palancas fundamentales de la economía del país se está estrellando ya contra la realidad. La subida de la inflación es una muestra de ello: sólo para los productos alimentarios la subida fue superior al 30%. Los empresarios están presionando para que se retire el control de precios y el control de cambio. Los reformistas, que son su voz dentro del movimiento revolucionario, también. A todo esto se suma la tendencia a la caída del dólar en los mercados mundiales que actúa como un acicate más a la inflación y al desajuste fiscal. La desaceleración del crecimiento económico mundial y la probable recesión en USA no va a dejar a dejar a un lado Venezuela. El capitalismo venezolano es uno de los eslabones más débiles del capitalismo internacional y más expuesto a la crisis. No va a haber caminos intermedios. Unos de los factores fundamentales que han impulsado al Presidente Chávez a la izquierda ha sido la situación internacional de crisis del capitalismo. Y esta va a continuar con una situación de inestabilidad general que se va agudizar. Todos estos factores hacen que lo más probable es que, pese al revés del 2 de diciembre, la tendencia a la izquierda durante el año pasado se mantenga en el próximo periodo con sus inevitables zig-zags, cómo estamos viendo ahora. El “por ahora” no fue en vano. Incluso un giro temporal a la derecha, sería cómo hemos visto otras veces, el preludio para un nuevo giro a la izquierda, más profundo. Esto va a generar nuevos choques con el imperialismo y la oposición. Al mismo tiempo las divisiones en el campo revolucionario se van a profundizar aún más, (y esta va a ser una de las características principales de la nueva época) la división a izquierda y derecha dentro del campo bolivariano se dará a una escala aún mayor que el año pasado. Si por el contrario los reformistas y burócratas consiguen aplicar las medidas en la línea de la reconciliación y llevar su política adelante este año, eso no haría más que debilitar las posiciones de revolución y desmoralizar a la base revolucionaria. Esa política conduciría a que en las elecciones para alcaldes y gobernadores de diciembre de este año la oposición podría recuperar bastante terreno y sentar una base para obtener buenos resultados en las elecciones a la Asamblea Nacional de 2009 (error en el original, las elecciones son en 2010). Todo esto llevaría a una sacudida aún más fuerte que la del 2-D dentro del movimiento bolivariano.”

(“Las tres R y la nueva etapa de la revolución: Las tareas de los revolucionarios ante el congreso fundacional del PSUV.” Yonie Moreno)

Estas palabras fueron escritas justo después de la derrota de la reforma, aunque son más actuales incluso ahora que entonces. Y precisamente es lo que hemos visto este año 2008 , el congreso del PSUV, la expropiación de Sidor, salto de talanquera de gobernadores como Acosta Carles o Manuitt, etc. ¿Quién esperaba la nacionalización de Sidor , las cementeras, el banco de Santander, después de que Chávez hablara de llegar a un compromiso con la burguesía progresista?

Existe una tendencia entre los activistas revolucionarios de base en buscar, en cada acción o declaración de Chávez, esperanzados, una salida a las contradicciones y problemas de la revolución. Esto es normal, pues él ha sido el catalizador del movimiento de masas. Chávez es un dirigente honesto, comprometido con el pueblo y que ha jugado un papel enorme, despertando a las masas, estimulándolas y rescatando la idea del socialismo. Pese a que fruto de la experiencia y la reflexión de estos diez años ha avanzado mucho, como él mismo dice, no es marxista y está sometido a una presión enorme de los sectores reformistas y burocráticos, que son la correa de transmisión ideológica de la burguesía mundial.

Los zig-zags de Chávez son la expresión del equilibrio inestable entre la burguesía y el proletariado, debido a falta de una dirección revolucionaria de este último. Es por ello que el papel de Chávez aparece tan resaltado, por que hasta cierto punto se eleva entre las clases, y al apoyarse en los pobres y trabajadores necesariamente entra en conflicto continuamente con los intereses de los capitalistas. La correlación de fuerzas en la revolución venezolana es extraordinariamente favorable a las masas, y la posición de Chávez es completamente irreconciliable con los capitalistas y la derecha. La burguesía es tan débil, tan parásita que al final, pese a todos los vaivenes, la brújula apunta a la izquierda, aunque a los empíricos a veces se les caiga el alma a los pies cuando Chávez hace determinadas declaraciones. Las tendencias fundamentales de la revolución, su movimiento, no lo marca el cerebro de Chávez sino la lucha de clases internacional, la crisis general del capitalismo, el papel parasitario de la burguesía, la acción del proletariado, la lucha de clases en otros países.

Todo ello empuja el movimiento en Venezuela hacia la izquierda. El problema es que hace falta culminar ese movimiento expropiando a los poseedores y destruyendo el estado que sostiene su poder, si no esa correlación de fuerzas que sigue siendo favorable se puede revertir. Y para vencer hace falta la decisión consciente de la vanguardia revolucionaria, de la dirección. Sin esa decisión consciente, toda la correlación de fuerzas favorable, toda esa presión hacia la izquierda puede terminar en la más estrepitosa de las derrotas.

La dirección de la clase obrera venezolana no está a la altura

El proletariado ha jugado un importante papel en el desarrollo de la revolución, sobre todo en la lucha contra el paro-sabotaje petrolero de 2002-2003 y en innumerables luchas. El presidente Chávez ha realizado repetidos llamados a que la clase trabajadora se ponga al frente de la revolución. La causa fundamental de que no haya sido así es  el papel nefasto jugado por los dirigentes de la UNT empezando por Orlando Chirino, Stalin Pérez, y Marcela Máspero y la dirigencia de la FBT, Jacobo Torres y Osvaldo Vera entre otros que desde el congreso fundacional de la UNT han sido incapaces de ofrecer a los trabajadores venezolanos un programa de lucha para la construcción del socialismo y por ello de organizar a los trabajadores en la lucha por la toma del poder. Las  peleas entre estos dirigentes por el control burocrático de la UNT llevaron al traste el segundo congreso en 2006 y ha paralizado la acción de los trabajadores. Particularmente nefasta ha sido la postura del Orlando Chirino que era el dirigente más destacado y en la que se mezclan posiciones derechistas, oportunistas y ultra izquierdistas, cuya manifestación máxima fue su postura en contra de la reforma constitucional, pidiendo voto nulo.

La expropiación de Sidor  muestra el potencial de la clase obrera para ponerse al frente de la revolución.

La expropiación de Sidor es la expresión mas clara,  la confirmación en la practica de la corrección de las  ideas de los marxistas, frente al empirismo y escepticismo de los sectarios. Con una dirección adecuada, la clase obrera venezolana no tendría freno. Una poderosa movilización de la clase trabajadora con el método correcto, orientándose hacia la base revolucionaria, podría forzar la nacionalización de toda la economía venezolana. De hecho, sería posible que la clase obrera, armada con una política revolucionaria, marcara el ritmo de la revolución a Chávez, poniéndose al frente de la misma como siempre reclama el presidente.

La lucha de los trabajadores de Sidor pasó rápidamente de la lucha reivindicativa a la lucha por la nacionalización y el control obrero. Ésto, que los marxistas hemos defendido muchas veces, es un libro cerrado bajo siete sellos para los dirigentes nacionales de UNT, especialmente para los sectarios. De hecho los dirigentes sindicales de Sidor (Sutiss) estuvieron siempre por detrás de las reivindicaciones de los trabajadores. El primero que propuso la idea de nacionalización de Sidor fue el propio Presidente Chávez. La lucha, que comenzó por la contratación colectiva y que terminó con la nacionalización de la empresa, contó con la oposición tanto del Gobernador (“bolivariano”) de Bolivar como del (también “bolivariano”) Ministro del Trabajo, que la enfrentaron frontalmente. Incluso la lucha fue reprimida por la guardia nacional resultando en decenas de trabajadores heridos.

Para sorpresa de la multinacional argentina y de los burócratas, y fruto de la movilización obrera,  el presidente Chávez termina nacionalizando Sidor y se firma la mejor contratación colectiva de la historia. Los trabajadores saben que la nacionalización ha sido fruto de su lucha, no tan solo contra la multinacional, sino también contra los dirigentes sindicales que han estado vendiendo cláusulas de la contratación colectiva durante años. Por ello en las elecciones para la dirección de Sutiss sale elegida una plancha que no tiene que ver nada con la antigua junta directiva. Acarigua, antiguo secretario general de Sutiss, sale de la presidencia del Sindicato. Meléndez, candidato ligado al grupo Marea Socialista, directivo de finanzas de Sutiss, es derrotado también pese a contar con el apoyo de la burocracia. Los trabajadores saben que la victoria fue fruto sólo de su propia lucha que consiguió el apoyo del pueblo y del Presidente.

El referéndum constitucional del 15 de febrero. Otra pata del Tigre.

Los resultados de las elecciones para alcaldes y gobernadores del 23 de diciembre pasado, pese a la victoria del PSUV, son una seria advertencia para los revolucionarios. La reacción ya ha vuelto a toda una serie de gobernaciones importantes y emblemáticas, como son las de Caracas, Táchira y Carabobo. La mayoría está de nuestra parte. Pero, al igual que en el referéndum constitucional del 2 de diciembre de 2007, fue la abstención de la base revolucionaria la que condujo en toda una serie de zonas a la victoria de la derecha, a pesar que ésta no aumentó en número de votos. Todo esto, como dijimos, ha producido una enorme sacudida en las bases, que están preguntándose cual es la causa de estas pérdidas.

Ahora se propone un nuevo referéndum para reformar la constitución eliminando el límite de la cantidad de veces que un candidato se puede presentar a presidente. Esto es un derecho democrático elemental. La población tiene el derecho a decidir quién quiere como presidente sin ninguna limitación. La reacción comprende que la derrota del presidente Chávez sería un duro golpe a la revolución y por eso van a hacer campaña por el no a la reforma. Los marxistas creemos que el presidente Chávez debe seguir al frente del gobierno, y abogamos por el sí a la reforma constitucional del 15 de febrero.

Sin embargo, no es suficiente con ganar este nuevo referendo. Hay que establecer las condiciones para que Chávez siga al frente, para ello es necesario que la construcción del socialismo se convierta en realidad y no en palabras. El socialismo, como plantea el presidente, es la única manera de hacer avanzar al pueblo. El socialismo significa, ante todo, una mejora de los condiciones de vida de los trabajadores, los campesinos y los pobres que solo es posible conseguir sobre la base de una economía nacionalizada y planificada democráticamente. No se puede construir el socialismo sobre la base de la renta petrolera ni sobre la base de una economía mixta, tales recetas llevan al desastre a la revolución venezolana. La victoria en el referéndum, necesaria para conseguir la reelección de Chávez en el 2012, es muy importante. Pero es incorrecto pensar que el eje de la batalla debe ser electoral. Para tomar las medidas necesarias contra los capitalistas no son necesarias más elecciones, nueva mayorías, más referendos. Lo que demuestran el referéndum de 2007 y estas ultimas elecciones regionales, es que sobre la base de la abstención, del escepticismo de los trabajadores, los campesinos y los pobres que apoyan a Chávez, la reacción esta ganando posiciones, recuperando fuerzas, reanimando a su base social. Sólo tomando medidas decididas contra el capitalismo para resolver los problemas inmediatos de las masas se puede solidificar y aumentar el apoyo para la revolución. Más elecciones, sin tomar medidas decisivas contra los capitalistas y burócratas, no van a cazar al tigre, si no que lo van a enfadar y envalentonar.

Año 2009 , entrada en acción de la clase trabajadora.

La debilidad de la dirección del movimiento obrero tiene también otra cara: la ausencia de una burocracia sindical que controle el movimiento obrero, factor clave para controlar al proletariado, como paso en otras épocas con la CTV y la debilidad de los burócratas sindicales de la UNT, Máspero, Chirino y Stalin Perez, hace que el movimiento pueda descontrolarse y desbordarse en un futuro muy próximo. Como bien se señala en un articulo del diario Universal titulado: “El gobierno allanó camino para propagar conflictos laborales”.

“Casi 24% de los reclamos laborales ha culminado en conflictos. En 2007 se registró el mayor aumento en la legalización de las organizaciones sindicales de los últimos 15 años, cuando 32 nuevos sindicatos formalizaron su inscripción ante el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social…

“El número de protestas que terminan en huelga -o que tienen luz verde para hacerlo- ha crecido 13,6% en el último año al pasar de 88 pliegos conflictivos entre enero y agosto de 2007 hasta un total de 100 en el mismo periodo de este año…

“Los conflictos en las fábricas no sólo se mantienen sino que van en incremento y, además, el panorama lo adorna una cúpula sindical debilitada, tanto la de tendencia oficialista como la opositora.  Todavía el chavismo no tiene una federación sindical, pese a los intentos con la Unión Nacional de Trabajadores (Únete) que terminó dividida- y a la fallida creación de la Central Socialista de Trabajadores. Por su parte, la opositora Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) nunca logró recuperar el terreno perdido entre los trabajadores tras su apoyo al paro petrolero que se desarrolló entre 2002 y 2003”.

Esto es lo que preocupa a la burguesía como se puede leer entre líneas: el movimiento obrero ha continuado organizándose desde la base a pesar de la actitud de los advenedizos que se llaman dirigentes de la coordinación nacional de la UNT. Cínicamente El Universal critica el aumento del numero de sindicatos y si se lee entre líneas se lamenta de la no existencia de una central suficientemente fuerte. El sector de la población venezolana que más tiene que perder con la caída del gobierno de Chávez es la clase trabajadora.

Particularmente los trabajadores sindicalizados saben que si cae Chávez la patronal va a tener al gobierno, a la policía y a la guardia nacional de su lado. Los trabajadores no pueden permitirse que caiga Chávez. Un gobierno de la derecha volvería a privatizar las grandes empresas, comenzando por Sidor y el resto de nacionalizadas. Terminaría con la inamovilidad laboral y se volvería al tripartito. La represión estaría al orden del día.

Por eso los trabajadores, aún mas que los sectores populares, son los más interesados en que se mantenga el gobierno de Chávez. Ante nuevas acometidas de la contrarrevolución, ante el sabotaje económico por parte de la burguesía, recrudecido por la crisis económica mundial y la caída de los precios del petróleo, los trabajadores, como intuye El Universal, van a irrumpir en la escena política.

Las fuerzas del marxismo, por ahora pequeñas, pero audaces y con las ideas correctas, deben   ser        conscientes de esta ofensiva de los trabajadores que se avecina, que pasará en primer lugar por lucha defensiva por los derechos y el mantenimiento de sus organizaciones en las empresas, para posteriormente          tomar el carácter ofensivo de tomas y ocupaciones. La burguesía sabe bien que el mejor sindicato es el que no existe y recurrirá a todo tipo de métodos, incluido el sicariato como se vio en Aragua, para destruir la organización de los trabajadores.

La caída del desempleo en los últimos años ha fortalecido a los trabajadores en toda una serie de ramas de la industria, como se puede ver en el sector automotriz. La crisis que se avecina este año 2009 va a golpear a la clase trabajadora, y ésta va a defenderse, como hemos visto en conflictos como el de Vivex y otras empresas. En ese sentido es inevitable una oleada de conflictos obreros en los próximos meses contra cierres y ataques a los derechos de los trabajadores en las empresas. A esto se va a sumar los ataques de la contrarrevolución por sacar a Chávez y la experiencia acumulada por las masas en los últimos 10 años.

Tareas tras el referéndum constitucional.  Es necesario cazar al tigre del capitalismo y la burocracia de una vez.

Todo parece indicar, tras los resultados del 3 de diciembre, que Chávez ganará el referéndum constitucional.  A pesar de que  cuanto más se sigan demorando las medidas decisivas contra la burguesía y la burocracia, más se va a socavar la base social de apoyo a la revolución y se pondrá en peligro la mayoría bolivariana. Si no es en este referéndum será en próximas elecciones.  La demora en completar la revolución va a pasar  factura y más en medio de una crisis económica y con la caída de los ingresos petroleros. La revolución venezolana está en la encrucijada y puede tomar varios caminos que dependerán fundamentalmente de dos factores: la agudización de la crisis mundial del capitalismo y la construcción de una corriente marxista de masas en el seno del PSUV y de la UNT que conduzca a la clase trabajadora venezolana a la toma del poder.

En ese sentido es necesario ahora mas que nunca no demorar más tiempo las tareas centrales que debe llevar a cabo la revolución para construir el socialismo. La crisis internacional y sus efectos en Venezuela, van a agudizar todas las contradicciones, a derecha e izquierda, en la sociedad, en el seno del movimiento bolivariano, en el PSUV, en los sindicatos. Al mismo tiempo la crisis económica se va a intensificar y la única salida que van a plantear los reformistas es recortes a las masas.  Sólo  la presión de las masas, y muy especialmente de la clase trabajadora,  a través de la movilización y la lucha, puede mostrar el camino para construir el socialismo: nacionalizar los sectores claves de la economía y terminar con el capitalismo. Eso mostraría al conjunto de los oprimidos del país cómo se puede construir el auténtico socialismo, el de Marx y Engels, y no la farsa que defienden los burócratas reformistas. Esta situación sólo se podrá dar sobre la base de un movimiento de la clase trabajadora ocupando empresas y exigiendo la nacionalización y  el control obrero.

Dentro del PSUV es necesario constituir una corriente marxista revolucionaria de masas que dé la batalla a los sectores burocráticos y reformistas dentro del mismo. Tanto el congreso del PSUV  cómo el de las J-PSUV demostraron que la base, en su gran mayoría revolucionaria, estaba desorganizada. Eso fue lo que permitió a la burocracia tomar posiciones de dirección. La tarea es organizarla a esa base revolucionaria entorno a las ideas del marxismo. En el movimiento obrero hay que reactivar la UNT (Unión Nacional de Trabajadores) y darle un contenido revolucionario y de lucha. La UNT debe ser un instrumento para la organización de los trabajadores y la lucha por el socialismo y no el escenario de la lucha de tendencias burocráticas que paralizan a la clase obrera. Existen miles de trabajadores de base y una nueva capa de dirigentes sindicales que están buscando una nueva dirección que acometa las tareas que los Chirino, Máspero, Stalin Perez, etc. han sido incapaces de acometer. Partiendo de la lucha reivindicativa, los sindicatos de la UNT deben implementar una estrategia nacional de lucha  que desemboque en la toma y ocupación de empresas en toda Venezuela. Eso pondría sobre la mesa la cuestión de la propiedad privada de los medios de producción.

Por ahora, la correlación de fuerzas es enormemente favorable del lado de la revolución. Las últimas elecciones regionales han demostrado que la mayoría está con la revolución. Se podría terminar con el capitalismo en Venezuela fácilmente, si se toman las medidas decisivas contra los capitalistas y los burócratas. Si esas medidas no se toman, se corre el riesgo de crear las condiciones para nuevos avances de la oposición en futuras contiendas electorales, sobre la base de la apatía y desanimo de las masas, y la frustración de las expectativas no cumplidas. La única manera de evitar que la derecha siga avanzando, de hacer la revolución irreversible, es construir el socialismo. Es necesario  golpear de una vez al capitalismo y al estado burgués, nacionalizando la banca, la tierra y las grandes industrias y poniéndolas bajo control obrero, para implementar una economía planificada democráticamente en beneficio de la mayoría de la población. Hay que dejar de dar vueltas en circulo, tomando medidas a medias, vacilando. Si el gobierno bolivariano sigue pretendiendo cazar el tigre pata a pata terminaremos  todos en su estómago. Para construir el socialismo y acabar con su amenaza hay que cazarlo de una vez.  Eso abriría una nueva etapa de la revolución, de la revolución socialista no tan solo en Venezuela, sino América Latina y en todo el mundo.

¡Viva la revolución bolivariana!

¡Viva la corriente marxista revolucionaria!



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