Durante dos largos años (desde abril de 2003 a mayo de 2005) los trabajadores de la empresa Constructora Nacional de Válvulas (CNV), hoy Inveval, protagonizaron una de las primeras y más largas ocupaciones de fábricas que han tenido lugar en Venezuela. La historia de cómo este grupo de hombres y mujeres, a los que el contrarrevolucionario burgués Andrés Sosa Pietri -con el desprecio que caracteriza a todos los opresores- creía poder reducir por puro cansancio y hambre, lograron la expropiación de la empresa y se convirtieron en vanguardia en la lucha por el socialismo en Venezuela (como el propio Presidente Chávez llegó a declarar en una reunión con trabajadores y directivos de empresas del estado) es lo que relata este magnífico libro de nuestro camarada Pablo Cormenzana.
De la casi derrota a la expro piación
El camino no fue fácil. Los trabajadores de Inveval tuvieron que
escuchar durante dos largos años a muchos de esos burócratas reformistas que hoy dan vivas al socialismo e, incluso, pretenden aleccionar a los trabajadores sobre que es el poder popular y cómo deben funcionar las empresas socialistas, explicando que no era posible la expropiación “porque ésta no es una revolución socialista”, porque no existía una Ley de Expropiación, porque expropiar empresas haría que nos acusasen de comunistas, porque…. ¿Para qué seguir? ¡Cualquier excusa es buena cuando no se quiere hacer nada!
Incluso peticiones tan elementales como la de ayuda en forma de bolsas de comida o material escolar para los hijos de los trabajadores, que permitieran resistir en mejores circunstancias y aminorar el golpe para las familias, se estrellaban contra el muro contrarrevolucionario de la burocracia. Y todas las promesas terminaban muriendo en esos insondables agujeros negros que son las gavetas de los ministerios. Tampoco faltaron sectarios, llamando a los trabajadores a romper con Chávez, insistiéndoles en que dejasen de identificar su lucha por la expropiación de la empresa con la defensa del proceso revolucionario “porque en Venezuela no hay revolución”, “Chávez y el gobierno son burgueses” y demás tonterías por el estilo… Por suerte, el instinto de clase de los trabajadores de Inveval hizo que estas ideas no encontrasen eco y los sectarios tuviesen que irse con su música fúnebre a otra parte.
Finalmente, como explica Pablo y lo confirman los propios testimonios de los camaradas de Inveval a lo largo del libro, el saboteo burocrático casi estuvo a punto de conseguir lo que Sosa Pietri y la contrarrevolución no habían logrado: minar la moral de los trabajadores, desmotivarlos y hacer que abandonasen la lucha. El año 2004 pudo haber sido el de la derrota de CNV, como lo fue para los trabajadores de otras empresas. Industrial de Perfumes-Cristine Carol, por ejemplo, cuyos obreros, hartos del continuo prometer y no hacer nada de los funcionarios gubernamentales y la falta de orientación y apoyo de los dirigentes de la UNT, abandonaron la toma. O Textiles Fénix, en Guárico, otra lucha que también agonizó en manos de la desidia burocrática.
La clave para que con CNV no ocurriese lo mismo fue que los trabajadores habían aguantado un poco más pero, sobre todo, la nueva correlación de fuerzas abierta por la victoria revolucionaria en el referéndum de agosto de 2004, y la expropiación de Venepal a principios de 2005. Esta victoria animó a los trabajadores de CNV a tomar nuevamente la empresa. A esta segunda toma y a la nueva etapa que abrió la expropiación de la empresa -la lucha contra el saboteo de los capitalistas y la burocracia, el combate por extender las expropiaciones a otras empresas y vincularse al conjunto de la clase obrera venezolana- es a lo que dedica más espacio el libro. En sus páginas, además de momentos emocionantes y sentido del humor, podemos encontrar las principales lecciones que suministra la lucha de Inveval y de los trabajadores de las demás empresas recuperadas.
El control obrero sólo triunfará expropiando el conjunto de la economía y formando en cada fàbrica cuadros marxistas
El libro dedica varios capítulos a analizar otras batallas como las de Invepal, Invetex o Sanitarios Maracay. La lección de todas estas luchas es clara: las empresas tomadas y recuperadas por los trabajadores no pueden permanecer aisladas. O las expropiaciones y el control obrero se extienden al conjunto de la economía, acabando con la propiedad privada de los medios de producción y el dominio de la burocracia, construyendo un Estado revolucionario basado en Consejos de Trabajadores elegibles y revocables, o se verán saboteadas y finalmente aplastadas por el mercado capitalista, que se mantiene intacto, y por la propia burocracia del Estado (que en esencia también sigue manteniendo la vieja estructura capitalista).
Para derrotar las maniobras contrarrevolucionarias de la burocracia y los capitalistas no basta solamente con el instinto de clase. Es necesario dotarse de un programa y un método que permita romper el bloqueo y ganar el apoyo masivo del resto de la clase obrera y de la inmensa mayoría del movimiento bolivariano para el programa de expropiar a los capitalistas y construir una economía estatizada y planificada democráticamente.
Los dirigentes naturales de la lucha de Inveval entraron a la Corriente Marxista Revolucionaria, y con ellos muchos trabajadores que se han convertido en destacados cuadros y militantes marxistas. La célula de la CMR que se creó en la fábrica sirvió para formar en los métodos y el programa del marxismo a una buena parte de la plantilla y comprender que la clave para que la empresa se mantenga en manos de los trabajadores no está dentro sino fuera, en extender y completar la revolución, en vincularse al conjunto de la clase obrera, en organizar y extender otras tomas y que el conjunto de la economía siga el camino de la estatización y el control obrero. Este es otro punto que también desarrolla Pablo en el libro cuando relata el proceso de construcción del FRETECO (Frente Revolucionario de Trabajadores de las Empresas en Cogestión y Ocupadas). Como le decía en cierta ocasión un camarada obrero de Inveval a un visitante a la empresa cuando éste último le preguntaba que fabricaban: “Nosotros producimos válvulas pero sobre todo lo que producimos son ideas”.
En esta tarea es donde el papel de los trabajadores de Inveval resulta hoy más importante y decisivo que nunca. La revolución está alcanzando un momento crítico. Los efectos de la crisis mundial del capitalismo significan que la lucha por el control obrero en las empresas públicas y privadas y la toma y expropiación de todas aquellas empresas que sean amenazadas de cierre o intenten cargar el peso de la crisis sobre los trabajadores será, más que nunca, un aspecto clave para la revolución venezolana.
Los actos en que los trabajadores de Inveval han participado en los últimos meses, invitados por dirigentes sindicales de importantes empresas del país, demuestran que la batalla de Inveval y de las empresas ocupadas puede convertirse en un ejemplo para el conjunto de la clase obrera venezolana. Allá donde van los camaradas de Inveval, en los Talleres Centrales de PDVSA en La Salina (Zulia); en Vivex (Anzoátegui), empresa ocupada en estos mismos momentos por los trabajadores; en SIDOR; en Petrocasa; centenares de trabajadores absorben con interés y entusiasmo las lecciones de su lucha.
“La batalla de Inveval” tiene además el valor añadido de no estar escrito por alguien que sigue los acontecimientos desde fuera, sino por uno de sus protagonistas. El papel de Pablo en esta historia, aunque él con la modestia que le caracteriza se empeñe en rebajarlo, tiene una importancia clave. Si hay alguien que, junto a los propios trabajadores de la empresa, puede ser considerado responsable de que Inveval siga estando bajo control obrero (y lo que es aún más importante: dirigida por trabajadores sólidamente formados en las ideas del marxismo) ése es Pablo Cormenzana.
Este libro, escrito además de un modo especialmente ameno, no podría ser ni más necesario ni más oportuno. No sólo permite conocer la batalla de Inveval contada por sus propios protagonistas, su lectura resulta imprescindible para todos aquellos activistas revolucionarios que están buscando ideas, métodos y orientación para las decisivas batallas que se avecinan en la lucha por el socialismo.