Cuba: el tarifazo de ETECSA, la burocracia y el avance de la restauración capitalista

El anuncio del viernes 30 de mayo por parte de la Empresa de Telecomunicaciones cubana (ETECSA) de aumentar sus tarifas ha provocado una reacción de indignación sin precedentes en Cuba poniendo sobre la mesa la discusión sobre una serie de aspectos que son centrales para el futuro de la revolución cubana. 

Empecemos por el principio. El 30 de mayo, un escueto comunicado de ETECSA anunciaba el cambio unilateral de sus tarifas. El máximo que se podrá recargar al mes serán 360 CUP (pesos cubanos) lo que dará acceso a 6G de datos. Para hacer recargas de datos extra el precio será muy superior. En pesos cubanos, 3G adicionales por 3.360 (prácticamente diez veces más), y en dólares 4G adicionales por 10 USD. Esto además significa que se ha usado el tipo de cambio del mercado negro (1USD = 370 CUP) y no el oficial (1USD = 120 CUP) para hacer el cálculo de la conversión. 

Se trata por lo tanto de un auténtico tarifazo que aumenta de manera significativa el precio del servicio y que afecta a la gran mayoría de la población. Para que nos hagamos una idea, la Ministra de Comunicaciones Mayra Arevich informó en diciembre del año pasado que “el consumo promedio mensual de internet por datos móviles es de 9.9 GB”. Eso quiere decir que el promedio de la población se verá obligada a comprar esos 3G adicionales a un precio prohibitivo de 3.360 CUP, cuando según datos de la ONEI el salario mensual estatal es de 5.839 CUP. Anteriormente un plan de 500 CUP incluía 4,5G, pero no había límite de la cantidad de planes que se podían recargar. Así, 9G costaban 1000 CUP, en lugar de 3700 CUP ahora. 

Además de esto, la decisión se tomó violando el contrato de servicio de ETECSA que dice claramente que cualquier cambio en las condiciones debe anunciarse con 30 días de antelación. 

Ya el propio viernes empezó la ira en las redes sociales con todo tipo de comentarios. La noticia del tarifazo publicada en Cubadebate recibió un total de 1600 comentarios, la aplastante mayoría de los cuales críticos con la decisión, y muchísimos de ellos por parte de personas que se declaraban abiertamente como defensores de la revolución cubana. 

Para muestra un botón: 


“Yo soy estudiante universitario de la Universidad de Ciencias de la Información , y en lo que fue el mes mayo he gastado un total de 125 gb descargando videos de cursos de programación para mi proyecto final de la asignatura. Cada curso con más de 40 videos. No solo de esa asignatura si no de cada asignatura problemática que hay en mi carrera … Hemos tenido que estudiar por YouTube, buscar información en diferentes páginas para hacer nuestros proyectos de evaluación. Y ya solo con eso una sola tarde se consume un paquete de datos porque para que se vea el video decentemente tiene que estar en una calidad mínima de 360 p y verlo online consume y descargarlos casi lo mismo. 6 gb se van en una semana haciendo eso todos los días, y más ahora que estoy en temporada de parciales y pruebas finales.”

Otros contrastaban los aires acondicionados en las oficinas y los carros de los burócratas de ETECSA con el castigo económico que infligían al conjunto de la población usuaria. 

En mi propio Facebook, donde no hay contrarrevolucionarios, muchos compañeros cubanos comentaban de manera airada. Estamos hablando de gente que cuando las protestas del 11 de julio de 2021 respondieron al llamado a salir a las calles a defender la revolución. Algunos se preguntaban ahora “¿con qué argumentos voy ahora a poder defender la revolución en las redes?”. Otros recordaban la manifestación masiva del 1º de mayo de este año en defensa de la revolución: “Salimos el 1º de mayo y así nos lo pagan”. Otros hablaban de lucha de clases y la necesidad de dar una respuesta. 

En los últimos años en Cuba se ha masificado el uso de internet hasta tal punto que se considera ya como parte de los derechos básicos a los que debería de tener acceso la población. Según datos oficiales hay en Cuba 8 millones de líneas de telefonía móvil activas, el 95% con acceso a internet. 

El descontento no era solamente con la decisión en sí, sino también con la manera en que se había aplicado, sin previo aviso, violando los términos del servicio y sin dar ninguna explicación razonada al pueblo. La presencia de directivos de ETECSA de segundo rango en el programa de Mesa Redonda no hizo sino empeorar las cosas. 

El tarifazo afecta a prácticamente toda la población, pero especialmente a los estudiantes universitarios, muchos de los cuales tienen que acceder a los materiales de su carrera de manera digital. Tanto es así que en una decisión sin precedentes, la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de la Habana conjuntamente con las FEU de cinco facultades (la Federación Estudiantil Universitaria de La Facultad de Comunicación De la Universidad de La Habana (FEU FCOM), en conjunto al secretariado de la Facultad de Química (FEU QUÍMICA), el Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas (FEU InSTEC), la Facultad de Matemática y Computación (FEU MATCOM), La Facultad de Filosofía, Historia y Sociología (FEU FHS) y el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (FEU ISRI)) publicó un comunicado de protesta contra la decisión de Etecsa. 

El comunicado señala que: “Consideramos que estas medidas restringen el derecho fundamental a la información, la educación y la comunicación, pilares esenciales para el desarrollo académico y personal de los estudiantes. El encarecimiento a la recarga de datos más allá de los 6GB constituyen un obstáculo que dificulta el cumplimiento de nuestras responsabilidades educativas y profesionales.”

A esto se suma otro comunicado de “protesta formal” de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Facultad de Economía (FEU-EKO) en el que se exige “la rectificación de estas acciones”. 

El que organizaciones de masas oficiales se pronuncien en contra de decisiones de una empresa que es del estado y que por tanto se presume que sus decisiones han sido aprobadas oficialmente, es algo sin precedentes y que revela, de un lado, el grado de la pérdida de legitimidad y autoridad de la dirigencia y, del otro, la fuerza de la presión por abajo. 

Está claro que no se trata solamente del descontento con esta decisión en particular, sino que este malestar por el tarifazo tiene un trasfondo más amplio del empeoramiento de las condiciones de vida en Cuba en los últimos cinco años. 

Al golpe que supuso la pandemia para los ingresos turísticos de la isla se suman las medidas tomadas por la primera administración Trump para endurecer el bloqueo imperialista (que se mantienen hasta el día de hoy), el impacto del aumento de los precios de la energía, la restricción de los envíos de crudo venezolano entre otros factores que han llevado a constantes y cada vez más prolongados cortes de energía eléctrica, el aumento generalizado de los precios y la escasez de productos básicos, además del empeoramiento general de los servicios (médicos, educativos, etc.). 

No se trata solamente de las dificultades económicas sino además la sensación de que estas no tienen solución ni desde dentro ni desde fuera de la isla, lo que ha llevado a una crisis migratoria de grandes proporciones. Estamos hablando de cientos de miles de personas, algunas estimaciones hablan de más del 15% de la población, que han salido del país en los últimos dos o tres años. Este factor además hace más importante el acceso a internet para poder mantener el contacto de los que salieron con sus familiares en Cuba. 

Está claro que hay problemas reales graves de financiamiento que afectan al conjunto de la economía, sometida a un bloqueo brutal por parte de EEUU desde hace 60 años agravado por el colapso del estalinismo hace más de 30 años. Y estos problemas afectan a una compañía como ETECSA que debe comprar el servicio de internet en el mercado mundial y además mantener y reparar la red con insumos que también provienen del mercado mundial. 

La devaluación real de la moneda, expresada en el diferencial cambiario entre el mercado oficial y el mercado negro, ha afectado negativamente a ETECSA, ya que para los familiares en el extranjero les salía más barato enviar dólares para hacer las recargas en pesos, privando así a la empresa de un ingreso en divisas. 

Muchos pueden entender la necesidad de capitalización de la empresa, pero lo que no se entiende es que eso lo tenga que pagar el pueblo en general, incluyendo los sectores de menores ingresos que ya han sido golpeados por el impacto de otras medidas económicas, particularmente desde el “Ordenamiento” en 2020

A los problemas provocados por el brutal bloqueo imperialista y el aislamiento de la revolución, la dirigencia cubana ha respondido con una serie de medidas económicas que significan concesiones crecientes a los mecanismo del mercado capitalista, incluyendo la creación de empresas privadas y la eliminación de subsidios estatales universales. Estas medidas han tenido el efecto de aumentar la desigualdad social y económica. 

Entre los comentarios de estos días acerca del tarifazo, muchos comentaban sino es que estamos viviendo en Cuba una perestroika, es decir, si la dirigencia cubana no ha decidido restaurar el capitalismo, pero sin decirlo públicamente. 

Uno de los comentarios que más han circulado en medios revolucionarios cubanos, insisto en esto, en medios revolucionarios, estos días ha sido el del documentalista Javier Gómez Sánchez “El tarifazo de Etecsa y la cultura del gobierno” que termina con estos párrafos demoledores: 


Una dirección cohesionada con el pueblo es capaz de mantener el apoyo, aun cuando debe tomar decisiones difíciles. Pero no se ve nada de eso. Ni Departamento Ideológico existe ya, ni siquiera para funcionar bien o mal. Fue algo que se creó porque lo necesitaba la Revolución para guiar en la construcción del socialismo, pero en la transición al capitalismo la única ideología necesaria para guiarse es la del mercado.

Hay cosas que solo la Historia enseña. Este pueblo ha demostrado capacidades de sacrificio extraordinarias, pero solo cuando ha sido guiado por un gran liderazgo.  Sigan encerrándose en reuniones, enajenándose con grupitos seleccionados, visitando a sus amiguitos mipymeros, e ignorando al pueblo y llegará el día en que recibirán una dura lección. Nadie quiere que ese día llegue, pero pareciera que están trabajando para que ocurra. Si las cosas siguen como van no prometen nada bueno para el futuro. La cuestión no es ya si van a jugar o no el papel de Gorbachov, eso va quedando cada vez más claro, la próxima cuestión es si van a terminar como Ceausescu. (Énfasis añadido)

Javier Gómez (co-autor del excelente trabajo El insomnio del hombre nuevo, recomendado para cualquiera que quiera comprender lo que los revolucionarios en Cuba discuten hoy) da en el clavo. El peligro de seguir por este camino, el de las medidas pro-capitalistas aplicadas de manera burocrática, es que se puede provocar una explosión social que barra con todo y se lleve a la revolución por delante. 

La advertencia es seria, pero no exagerada. 

Es posible que, bajo presión por abajo, en las próximas horas y días, Etecsa, o para ser más preciso, el gobierno, rectifique parcialmente y haga algunas concesiones a la ira popular. Ya se ha anunciado una comparecencia televisada de Díaz-Canel.

Pero el problema sigue. La revolución cubana está en peligro. En grave peligro.

En Cuba el estado actual fue creado por la revolución y por lo tanto, formalmente, defiende las relaciones de propiedad que ésta creó: la expropiación de los capitalistas, terratenientes e imperialistas. Sin embargo, el estado no está realmente en manos de la clase obrera, sino en manos de una burocracia que tiene sus propios privilegios e intereses y que no está sujeta a rendir cuentas al pueblo trabajador. 

Y esta burocracia, o un sector importante de la misma, ha emprendido el rumbo de las reformas capitalistas, que considera la única manera de mantener su posición dominante. Esto se justifica con argumentos como que “hay que liberar las fuerzas productivas”, que es necesario poner fin a “gratuidades indebidas”.

Los peligros que acechan la revolución cubana son de varios tipos. De una parte por la presión implacable del cerco imperialista, que solo se puede romper en última instancia con el avance de la revolución mundial. 

Y por otra parte por la presión de la restauración capitalista a la que se dirige la burocracia. Esa se debe combatir con el control obrero y la participación directa y decisoria de la clase obrera en la administración de todas las cosas. 

La situación económica en Cuba deja poco márgen. Habrá que tomar en cualquier caso medidas difíciles, seguramente. Pero no es lo mismo que las tome la burocracia, sin tener en cuenta los intereses generales del pueblo trabajador, en defensa de sus propios privilegios y pensando en una transición al capitalismo; a que las tome el pueblo revolucionario de manera consciente, después de una discusión de las diferentes opciones, sabiendo los peligros que conllevan y fortaleciendo y defendiendo la revolución como contrapeso. 

Una cosa es clara: no sirve a la revolución aplicar ni aceptar tarifazos, sirve a lo contrario.

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