Felipe Calderón llegó a la presidencia en el 2006, a través de un escandaloso fraude electoral y con la resistencia de millones de trabajadores que protagonizaron una lucha revolucionaria feroz. El gobierno espurio ha sido un real infierno caracterizado con ataques certeros. El gobierno de Calderón desde sus orígenes fue muy débil y podría haber sido derrocado por la movilización de los trabajadores si al frente del PRD y los sindicatos se hubiera contado con una dirección revolucionaria, ante la ausencia de la misma todo apunta a que las próximas elecciones presidenciales realizadas en el 2012 serán el principal campo de batalla entre las clases.
El panorama no es el mismo que en el 2006 y mucho dependerá cómo se desarrollen los acontecimientos durante el 2011 para saber la forma en que se desarrollarán los acontecimientos. Entre la gente que participa en el movimiento de AMLO y entre los militantes honestos del PRD, se debate la idea de la formación de un nuevo partido dada la situación lamentable en que se encuentra el PRD bajo la dirección del ala de derechas de Jesús Ortega.
En realidad existen muchos vicios y métodos erróneos en el PRD y en el mismo movimiento de AMLO, requerimos un partido distinto en el sentido de que éste debe defender un claro programa en defensa de los intereses de los obreros, campesinos, amas de casas, hijos de trabajadores y demás pobres urbanos y rurales y que aspire a transformar radicalmente esta sociedad en líneas socialistas; requerimos un control estricto de los dirigentes, que estos no tengan privilegios ni salarios mayores a los de un obrero cualificado y que surjan no de pactos entre las cúpulas sino que sean los mejores representantes de las bases trabajadoras elegidos y si es necesario revocados en cualquier momento por las bases; necesitamos una dirección que no haga pactos con nuestros enemigos de clases y sus principales partidos el PRI y el PAN; necesitamos un partido con una dirección revolucionaria y para ello debemos dar una lucha franca contra el ala de derechas incrustada en nuestro partido representada por corrientes como Nueva Izquierda (NI) y Alternativa Democrática Nacional (ADN) y por personajes como Jesús Ortega y Héctor Bautista.
El PRD surgió por la lucha de los trabajadores
El PRD surgió en una de las más importantes luchas de los trabajadores y jóvenes del país, se requería una organización de masas propia de nuestra clase para hacer una oposición real al PRI y el PAN, este se formó en 1988-89 como punto cúspide de todo un periodo de lucha previo con el sindicalismo independiente y los paros cívicos nacionales, la formación del movimiento Urbano Popular independiente al PRI después de los terremotos de 1985; las protestas estudiantiles del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) en la UNAM y la Coordinadora Estudiantil Politécnica (CEP) en el IPN, etc.
La izquierda se preparaba para las elecciones de 1988 y ya vislumbraban dos candidatos, por un lado Rosario Ibarra por parte del PRT y Heberto Castillo por el PMS, aunque en ambos casos no había aspiraciones reales de derrotar al PRI. La necesidad hace uso del accidente y en el mismo seno del PRI surge una corriente democrática, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas -hijo de Lázaro Cárdenas- y Porfirio Muñoz Ledo. Con esta corriente se agruparon, no sin recelo, resistencia y cautela inicial pero posteriormente como un movimiento irresistible de unidad las expresiones del movimiento de los trabajadores y juveniles que habían surgido en el periodo anterior. Para las amplias masas esta fue la oportunidad de finalmente derrocar al PRI y cambiar su realidad. La candidatura de Cárdenas agrupó a miles y miles entorno de él, en zonas campesinas, por ejemplo, se veía como la continuidad del gobierno de Lázaro Cárdenas quien había distribuido la tierra y nacionalizado el petróleo y algunas otras industrias para hacer frente a los imperialistas y cumplir las promesas de la revolución.
Se dio un proceso de unidad de la mayoría de los pequeños partidos que reivindicaban la lucha por el Socialismo, el PRD toma el registro legal del mismo PCM, pero en vez de defender una política auténticamente comunista en su seno que imprimiera una dinámica distinta al partido, hubo un proceso de adaptación al reformismo. La mayoría del PRT por su lado se mantuvo al margen del proceso y quedaron aislados. Eso no quiere decir que no hubiéramos socialistas al interior del PRD desde su formación, una de sus corrientes iniciales fue el Movimiento Al Socialismo (MAS).
Esos sectarios que ven en el PRD un simple partido burgués no pueden explicar la enorme organización de los trabajadores que se desarrolló en su formación y cómo fueron reprimidos los trabajadores del campo y la ciudad, siendo más de medio millar de militantes perredistas los que fueron asesinados durante el gobierno de Salinas, fundamentalmente lideres auténticos de la base trabajadora. Esta represión se facilitó al frenar Cuauhtémoc Cárdenas una lucha franca contra el fraude electoral de Salinas, estas tibiezas a la larga fueron comprendidas por las masas y años después este dirigente perdería su autoridad que puede ser comparable a la que ahora goza Obrador.
Lejos estamos de idealizar al PRD como el partido que los trabajadores necesitamos, desde su origen es un partido contradictorio, no tuvo el desarrollo “normal” de los partidos socialdemócratas o comunistas europeos, el capitalismo tardío y subordinado al imperialismo y el régimen surgido después de la revolución mexicana pusieron su sello en el desarrollo posterior de las organizaciones de masas. En muchos sentidos parece más un movimiento que un autentico partido. En el PRD desde sus orígenes vimos a trabajadores revolucionarios dispuestos a dar una lucha franca y hasta su vida para transformar la realidad pero también a arribistas claramente burgueses y a oportunistas, a elementos que abiertamente no querían ir más lejos que un cambio de dirigentes al frente del Estado y elementos que habían dejado de creer en la revolución socialista y tuvieron una adaptación al régimen. Viejos métodos que incluso el mismo PRI utiliza fueron asimilados por la nueva burocracia perredista.
Estas contradicciones hoy salen a relucir, el partido lleva años sin dar el espacio que merecen los comités de base que prácticamente fueron exterminados principalmente después del triunfo electoral del PAN en el 2000. Desde los orígenes, pero sobre todo en los últimos años, la constante ha sido los arreglos cupulares donde los militantes de base no tienen poder de opinión ni decisión. Hoy que se desata una batalla franca contra los elementos burgueses incrustados en el partido, las bases no tienen la fuerza que se debiera porque se le ha permitido a la burocracia tener un poder muy por encima de sus fuerzas reales.
Lecciones de la lucha revolucionaria del 2006
Después de los acontecimientos de 1988-89, el PRD protagonizó un nuevo enfrentamiento franco con la burguesía en el 2006 siendo las movilizaciones de masas más importantes desde los años 30 cuando gobernaba Lázaro Cárdenas. Esta lucha sacó a millones de trabajadores de su rutina. Los obreros, campesinos, amas de casa, pobres urbanos y rurales dejaron atrás su apatía y empezaron a decidir su propio destino. En Oaxaca la lucha revolucionaria tuvo su más grande expresión cuando los trabajadores se organizaron para derrocar al represor gobernador Ulises Ruiz, ahí se formó de un auténtico soviet llamado Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca con el magisterio, el sector del proletariado mejor organizado de la entidad, a la cabeza. Había una situación de doble poder mientras a nivel nacional los trabajadores vieron en la candidatura de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para las elecciones presidenciales la oportunidad de cambiar radicalmente su realidad, nos organizamos y luchamos contra el intento de desafuero de AMLO cuando aun era jefe de gobierno de la Ciudad de México y había aplicado algunas reformas progresistas. Pero aun cuando en el 2005 ya habíamos desarrollamos una manifestación de cerca de un millón de personas solo era el preludio de una lucha a escala mucho mayor que tuvo su más grande expresión en las protestas revolucionarias iniciadas en julio de 2006.
Estos acontecimientos son un parte aguas en la historia moderna del país que confirmó lo que los marxistas siempre hemos defendido: cuando las masas se ponen en acción no hay fuerza sobre la tierra capaz de detenerlas. La burguesía estaba aterrada y arrinconada, no es una exageración decir que los trabajadores podrían haber tomado el poder. Después de 70 años de gobiernos priístas y la farsa de cambio del primer gobierno del PAN los trabajadores buscaron dentro del marco de la legalidad un cambio y votaron por el PRD y AMLO, pero quedó demostrada la realidad de la democracia burguesa que funciona bien
mientras ganan sus candidatos pero cuando un candidato de los trabajadores triunfan se muestra con toda la crudeza que vivimos bajo la dictadura de los grandes monopolios capitalistas.
López Obrador no planteaba acabar con el actual sistema sino un simple programa de reformas, pero ni siquiera esto fue aceptado por los capitalistas dueños del país. Pero el real miedo era hacia los obreros, campesinos y demás pobres urbanos y rurales que se organizaron entorno al PRD y la candidatura de AMLO. El fraude electoral colmó la paciencia de los trabajadores y la revolución estalló.
Contrariamente a lo que hizo Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, Obrador convocó a luchar contra el fraude. En un solo día vimos una movilización de 3 millones que le cerró la boca a aquellos sectarios, incluyendo al subcomandante Marcos y su Otra Campaña, que veían en el PRD a un simple partido burgués pero que no comprenden el desarrollo contradictorio de este partido ni como se mueve la clase obrera utilizando a sus organizaciones para luchar pese a que estén burocratizadas y tengan en su interior a dirigentes que defienden una política contraria a sus intereses como desde entonces hacía Jesús Ortega y muchos más.
Faltó una dirección revolucionaria en el 2006
Cuando las masas entran en acción su lucha adquiere una dinámica propia que no siempre puede ser controlada por sus dirigentes y estos se ven presionados fuertemente desde las bases. Pero un breve vistazo a estos acontecimientos nos muestra el drama de la clase obrera, la ausencia de una dirección bolchevique impidió que los trabajadores arrebataran el poder a los capitalistas y tomaran el poder. Por un lado vimos a los dirigentes sindicales tratando de contener el movimiento y separar su lucha con el movimiento de masas a nivel nacional; por otro a la dirección de la APPO que de haber mantenido una política correcta haciendo un frente único con la lucha contra el fraude electoral podría haber extendido la formación de la Asambleas Populares en todo el país evitando el aislamiento del naciente poder obrero; finalmente estaba AMLO, la dirección de su movimiento y del PRD, el fraude electoral mostró con toda claridad que este aparato Estatal sirve firmemente a los intereses de los grandes capitalistas, las masas comenzaron a cuestionar cada una de las instituciones del régimen y estaban dispuestas a ir hasta las últimas consecuencias aun cuando cambiar esta sociedad les costara la vida.
AMLO no fue hasta el final, posteriormente señaló que no quería que hubiera un derramamiento de sangre ¿Pero qué ha pasado? Este derramamiento de sangre no se evitó, permitir la imposición de Felipe Calderón y el PAN en el gobierno ha provocado literalmente un baño de sangre. Solo la supuesta lucha contra el Narco ha significado casi 30 mil muertes en los primeros 4 años del actual gobierno. A esto podríamos sumar a los campesinos que deben migrar y mueren en el intento, los migrantes centroamericanos y sudamericanos que son tratados como menos que ganado y se ha generado una red de extorsiones donde se les secuestra y asesina si no pueden pagar un simple rescate y también podríamos mencionar las muertes más silenciosas que vive la clase obrera que crecen bajo una política anti obrera solo disminuyen la vida útil de un trabajador que son desechados como una maquina que se ha forzado demasiado y debe ser remplazada.
Dar los siguientes pasos en la lucha que hubieran evitado la imposición del presidente espurio hubiera significado un costo humano mínimo. No se trataba ni siquiera de utilizar métodos violentos sino simplemente formar comités en cada centro de trabajo, barrio, facultad, comunidad, etc. que fueran la base de las Asambleas Populares que debían organizar una huelga general y extender el naciente poder obrero surgido en Oaxaca a nivel nacional.
El triunfo de la derecha dentro del PRD
Bajo la presión de la lucha contra el fraude electoral incluso los dirigentes más derechistas del PRD giraron a la izquierda, no hacerlo hubiera significado quedar aislados. Pero cuando el movimiento cayó en reflujo y los burócratas de derecha del PRD sintieron nuevamente el piso bajo sus pies y al no tener la presión de las masas tras de si empezaron a culpar de AMLO de la situación vivida y de que el partido estuviera desprestigiado por las “acciones radicales” realizadas como el plantón kilométrico contra el fraude y las acciones de la llamada resistencia civil pacifica. Los reformistas, y sobre todo los reformistas de derecha, temen más a las masas que a los pocos reaccionarios con quienes quieren resolver sus problemas dialogando y pactando. Esto es como querer convertir al tigre en vegetariano, el problema es que el resultado será que nos convertiremos en su cena.
AMLO formó desde la campaña presidencial del 2006 una estructura paralela al PRD con sus redes ciudadanas, esto tuvo un resultado desigual, en algunas entidades las redes prácticamente no existieron por la fuerza del PRD pero en otras adquirieron una fuerza mayor a la del partido. Lo mejor era que los trabajadores que ingresaban a la lucha se afiliaran al partido bajo una política determinada que aspirara a la transformación de la sociedad y se opusiera a las prácticas de los de los oportunistas incrustados en el PRD contraponiendo una política radicalmente distinta basada en la participación y toma de decisiones de las bases anteponiendo medidas como el que ningún funcionario ganara más que un obrero calificado. El mantener a los sectores más activos y combativos fuera del partido facilitó el trabajo para que corrientes como Nueva Izquierda, encabezada por Jesús Ortega y conocida coloquialmente como los chuchos, mantuvieran y se apoderaran de la mayoría del aparato del partido.
Cuando se da la elección por la presidencia del partido en el año 2008 existieron dos contendientes, por un lado Jesús Ortega representante de los sectores más burocráticos del PRD y por otro Alejandro Encinas que era el candidato de Obrador. La correlación de fuerzas real no se hizo sentir dentro del PRD por lo arriba mencionado y se facilitó las maniobras burocráticas. Los chucho son simplemente agentes directos de la burguesía dentro del PRD y una muestra clara de cuan parecidos son a sus verdaderos amos fueron las elecciones internas del 2008, donde hubo un fraude electoral y ante las impugnaciones de los seguidores de Encinas los tribunales del Estado burgués ingirieron en la vida interna del partido y le dieron el triunfo a Jesús Ortega. El triunfo de la derecha del partido se hubiera podido evitar con una mano en la cintura si se hubiera tenido una táctica diferente y se hubiera priorizado la batalla dentro del partido.
En un mitin realizado el 4 de diciembre de 2010 en el monumento a Lázaro Cárdenas del llamado Grupo de los 8, que agrupa a 8 corrientes que se oponen a los Chuchos, Matrí Batres dirigente de Izquierda Social explicaba que era una vergüenza que en un momento de desprestigio del gobierno del PAN no fuera el PRD quien estuviera capitalizando políticamente el descontento del pueblo. Pero esto solo es producto de la política que los chuchos han podido aplicar debido a que les permitimos que tomaran la dirección del partido.
El ejemplo mas claro de la oposición de las bases del partido a la política de los chuchos se vio en el XII congreso nacional del PRD realizado en Oaxtepec, Morelos, conocido como congreso de Refundación. La mayoría de las principales corrientes y dirigentes pugnaron por la unidad, pero se trataba de una unidad sin principios, donde se quería reconocer al gobierno panista que nos robó las elecciones y preparar el camino para las alianzas con el PAN para las elecciones del 2010. Jesús Ortega se negó a responder que se rechazaría las alianzas con los partidos de derecha y hubo fuertes manifestaciones de rechazo contra ellas.
Al respecto el diario La Jornada señala: “Hablan de unidad, pero de las mafias del PRD para violar los derechos de la militancia, acusó Lenia Batres, después de que junto a un grupo de perredistas de Izquierda Social se apostó frente al templete del 12 congreso nacional para exhibir en cartulinas su rechazo a los métodos de elección que, una vez avalados por el Instituto Federal Electoral (IFE), se implementarán en ese partido” (La Jornada 7 de diciembre de 2009).
En ese congreso, corrientes como Izquierda Social (IS) defendieron la elección de dirigentes por voto universal, libre y secreto, pero se acordó una modalidad de afiliación al partido bastante complicada que dificulta aun más la entrada de nuevos militantes y donde las corrientes de derecha habrán conseguido un padrón más favorable a sus intereses. Lo cual querrán usar de cara a la elección del candidato para la presidencia del 2012. Seguirán aplicando maniobras burocráticas oponiéndose a una autentica democracia interna.
Fuertes ataques a los sindicatos
Como señalamos en un inicio, el gobierno del presidente impuesto ha sido una pesadilla para los trabajadores del campo y la ciudad. Calderón nació desprestigiado y solo ha podido gobernar en base a que los dirigentes de las organizaciones de masas de la clase obrera quienes no han dado una lucha frontal y unificada por su derrocamiento y por otro lado porque este gobierno se ha basado en una sistemática pero muy fuerte represión. Ejemplos de esto son el levantamiento de la huelga de los mineros de Cananea que estaban dispuestos a inmolarse para defender su lucha pero que fueron tomados por sorpresa y desalojados por las fuerzas represivas del Estado de forma violenta; el otro caso emblemático es la toma de las instalaciones en la madrugada de la compañía de Luz y Fuerza del Centro y el decreto unas horas después de su extinción y por tanto el despido de 44 mil trabajadores agrupados en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). La represión se ha facilitado por la falta de unidad de los sindicatos y de acciones como la huelga general.
El gobierno de Calderón se ha caracterizado por un intento de desmantelar los sindicatos y las conquistas laborales con golpes certeros minuciosamente preparados contra sectores emblemáticos y bien organizados y/o con mejores Contratos Colectivos de Trabajo como el magisterio, los mineros, los trabajadores de Mexicana de Aviación y los electricistas, en estos ejemplos esto se ha dado, exceptuando el caso de Mexicana, con una fuerte resistencia y aunque la clase obrera ha sido golpeada no ha sido derrotada, el ejemplo mas claro es el SME que pese al fuerte golpe sigue en pie de lucha aunque en una situación menos favorable que en el pasado. Los ataques no se han detenido en estos sectores, hay una ofensiva generalizada a la clase obrera y sus organizaciones, en el caso donde los trabajadores están menos organizados es más fácil que se apliquen las políticas anti laborales pero también vemos a sectores antes apáticos. En esencia esto solo muestra la incapacidad del sistema capitalista de mantener las concesiones del pasado hacia los trabajadores, no debemos tener ilusiones en querer reformar un sistema irreformable y que solo puede sobrevivir poniendo la bota de la crisis sobre nuestra espalda.
No pudiendo evitar la imposición de Felipe Calderón en el 2006 el movimiento obrero se trasladó del frente político al sindical, con luchas defensivas radicalizadas, recibiendo derrotas parciales pero sin permitir que la burguesía avanzara como ellos esperaban y manteniendo la organización viva de los trabajadores que va adquiriendo experiencia y sacando conclusiones.
Existen fuertes críticas hacia AMLO en el terreno sindical, quien ha puesto sus principales esfuerzos en preparar el terreno para las elecciones presidenciales del 2012 en momentos en que los trabajadores están sido atacados. No bastaba con sacar pronunciamientos solidarios y participar en algunas acciones, era necesario luchar hombro con hombro en cada etapa de la lucha, hacer un frente único entre su movimiento y las organizaciones sindicales.
Ante el nivel de ataques no se ha dado la respuesta que se requiere con acciones como huelgas generales aunque fueran de tan solo 24 horas. Cuando se intentó privatizar PEMEX, Obrador llamó a formar brigadas y estas se formaron multitudinariamente, las llamadas Adelitas se movilizaban y enfrentaban a la policía, Obrador amenazó con tomar acciones más radicalizadas como la toma del Aeropuerto y las brigadas estaban dispuestas a hacerlo. Estas medidas muestran ese potencial de lucha que existe entorno al movimiento del gobierno legitimo, si se hubiera actuado de igual forma en la defensa del SME se podría haber revertido el golpe.
Pese a todo Obrador es el único político que en cada lucha se ha pronunciado a favor de los trabajadores y aun cuando pueda haber críticas en los sindicatos su candidatura podría congregar a las corrientes y sindicatos clasistas y arrastrar incluso a sindicatos corporativos como ya ocurrió en las elecciones del 2006.
Una lucha franca contra los potentados
AMLO no es un político cómodo para la burguesía. Para las masas, su trayectoria como político de izquierda ha representado triunfos y luchas importantes. Desde su candidatura para la gubernatura de Tabasco donde los priistas orquestaron un fraude y posteriormente se dio una lucha que aglutinó al perredismo a nivel nacional, su presidencia en el PRD (donde se consiguieron triunfos como la gubernatura del DF en 1997), su triunfo en las elecciones del DF en el 2000 y su victoria en las elecciones del 2006 donde no se quedó con los brazos cruzados y llamó a la defensa del voto. Esta trayectoria ha hecho de él el político más popular del país.
Ha comparado su movimiento con los más importantes procesos revolucionarios del país de los dos siglos pasados, es decir la lucha de Independencia, la lucha de reforma y la revolución mexicana. Si bien nunca se ha pronunciado por una transformación socialista ha hecho fuertes denuncias a la oligarquía nacional. En su más reciente libro: “La Mafia que se adueñó de México… y el 2012”, con nombre y apellido demuestra como durante los gobiernos del modelo neoliberal se desmanteló la industria estatal para favorecer a un puñado de capitalistas. Pone como ejemplo a seguir al gobierno de Lázaro Cárdenas y señala la necesidad de que las industrias privatizadas durante los gobiernos de Miguel de la Madrid, Salinas y Zedillo sean parte del Estado. Esto no es posible sino es a través de la vía de la renacionalización lo cual no sería en si mismo socialismo pero si sería un paso al frente muy importante que animaria a los trabajadores a ir por más y podría cuestionar la “sacrosanta” propiedad privada capitalista.
Una campaña basada en la organización de los trabajadores
Uno de los errores del 2006 fue que no estuvimos lo suficientemente organizados para hacer frente al fraude, AMLO ha puesto mucho énfasis en este punto, plantea llegar antes de las elecciones a 65 mil comités territoriales (hoy existen 15 mil) y a 5 millones de protagonistas del cambio verdadero.
La burguesía teme a las masas que se organizan entorno a AMLO y la oligarquía (los potentados) no quieren ceder sus privilegios, las simples reformas que Obrador plantea son inaceptables para ellos. La burocracia de derecha no quiere una lucha franca sino llegar a acuerdos y negociar con nuestros enemigos de clase y solo puede conseguir esto cediendo ante sus presiones, mostrando que son una “izquierda civilizada”, por eso no pueden aceptar que AMLO sea el candidato del PRD para las elecciones del 2012.
Existe una división abierta en el partido, existen diferencias políticas serias que han salido a la superficie como la oposición o aceptación de las alianzas con el PAN en los diversos procesos electorales. El empecinamiento del ala de derecha en este tipo de medidas como el aliarse con el PAN es en realidad una política liquidacionista que de continuar así significaría la muerte del PRD como alternativa de lucha de los trabajadores. Esta situación esta generando una división en el partido. La sustitución de la dirección del PRD (la batalla por sacar a Jesús Ortega de la Presidencia y del partido), las elecciones en el Estado de México y la elección del candidato presidencial del partido serán los puntos de inflexión donde o será derrotada el ala de derecha o provocará una ruptura de masas y la formación de un frente electoral entre el movimiento del AMLO (incluyendo la mayoría de las bases perredistas) con los pequeños partidos de izquierda; en base al cual se podría generar en el futuro un nuevo partido político más a la izquierda que el PRD.
La dificultad que tiene la derecha del Partido es que su candidato, Marcelo Ebrad, actual jefe de gobierno del DF, no cuenta con el apoyo que tiene Obrador, seguramente veremos a los medios de comunicación burgueses tratar de darle una mayor proyección mientras se le niega o limita el acceso a AMLO. Esto no asegura que las bases del PRD y trabajadores se orienten a Marcelo Ebrad, quien se tendrá que basar en un padrón del partido que por el modo de afiliación les podría favorecer y en el apoyo corporativo que pueda mantener el aparato del partido. Obrador tendrá que contrarrestar esto con mítines de masas y acciones como puede ser consultas abiertas, etc. No se puede descartar del todo que ante el miedo de quedar aislados algunos sectores de la derecha del PRD lleguen a un acuerdo con el movimiento de AMLO, lo cual no sería positivo porque significaría permitir que se mantenga a este sector de arribistas que solo tienen la intención de desviar los objetivos de nuestra lucha.
Pero la constante es una lucha abierta, se constituyó el grupo de las 8 corrientes que apoyan a AMLO (G8), algunas de ellas siguen coqueteando con Nueva Izquierda pero lo que es evidente es que la formación del G8 refleja las presiones de las bases y su oposición a la política seguida por los chuchos.
Si AMLO es bloqueado como candidato del PRD provocaría una escisión de masas, eso significaría que los recursos económicos para la campaña se los quedaría el aparato del PRD y que se sumaria al enorme aparato de la burguesía. Solo sería posible hacerle frente con una solida organización desde las bases y un vínculo estrecho con los sindicatos y organizaciones juveniles y sociales. Los triunfos más emblemáticos del PRD como la conquista de la ciudad de México en 1997 se consiguieron sin aparato y con una campaña organizada desde las bases. En 2006 vimos una campaña muy militante donde se organizaron miles en el país, en muchos casos sin estar vinculados directamente al PRD, PT o Convergencia.
Una campaña de este tipo sería positiva porque permitiría una mayor organización de los trabajadores y jóvenes y la presión de la burocracia sería menor y los dirigentes, incluyendo AMLO, estarían más influenciados por la presión de la clase obrera. Los trabajadores no forman nuevos partidos cada 8 días, el PRD ha costado mucho sacrificio y literalmente sangre de nuestros compañeros, justamente por estos compañeros que han luchado por transformar nuestra sociedad no podemos permitir que un puñado de burócratas se apodere del mismo. Pero de igual forma no podemos hacer un fetiche del PRD, es verdad que los trabajadores suelen ser muy leales con aquellas organizaciones que los han sacado a la política y suelen aferrarse a ellas, pero los acontecimientos del 2006 fueron un punto de inflexión, y el movimiento y la tradición desarrollada con el fraude electoral y la figura de AMLO tienen un peso mayúsculo. Lo que esta claro es que debemos dar una lucha sin cuartel contra los chuchos y los métodos burocráticos y oportunistas dentro del PRD y el movimiento entorno a Obrador. Consolidar una herramienta solida de lucha de los trabajadores contra el actual sistema y contra los potentados es el mejor homenaje que podemos rendir a nuestros compañeros caídos.
Las masas pueden formar organizaciones como lo hemos visto recientemente con el PSUV en Venezuela o el FNRP en Honduras, pero también estas organizaciones se pueden destruir y dar paso a nuevos partidos de masas. En la experiencia reciente de América Latina podemos ver casos como el de Chávez quien en 1999 llegó a la presidencia sin contar con un partido político, algo similar ocurrió con Rafael Correa en Ecuador en el año 2006; en Honduras la candidatura independiente de Carlos H. Reyes estaba levantando grandes expectativas entre los sindicatos y la población, este proceso fue coartado por el golpe de Estado orquestado por la burguesía nacional e imperialista. No podemos hacer paralelismos mecánicos, pero la candidatura de AMLO en el 2012 podría despertar grandes expectativas entre las masas.
Los trabajadores llevan años buscando un cambio, debido a que los sindicatos no han sido capaces de levantar un movimiento de masas lo suficientemente fuerte y unificado para contrarrestar las políticas antiobreras, veremos a las masas organizarse para las elecciones del 2012 quienes querrán cobrar las cuentas pendientes a la burguesía y sus partidos. Pero para que esto se realice y halla aspiraciones reales de triunfar, AMLO y nuestro movimiento debe diferenciarse claramente de la política del PRI, el PAN y los chuchos. Se requiere un programa claramente a favor de las necesidades de los trabajadores del campo y la ciudad sin hacerle concesiones a los supuestos capitalistas honestos que no dejan de ser igualmente explotadores de nuestra clase y que no aspiran a la larga al cambio profundo y radical que necesita nuestra sociedad. La clase obrera solo puede confiar en sus propias fuerzas y aliarse sin abandonar su programa con las clases medias, los campesinos, los estudiantes y demás pobres urbanos y rurales, la alianza de las clases y sectores explotados y oprimidos es la única que necesitamos.
Los marxistas de la Tendencia Marxista Militante, sección mexicana de la Corriente Marxista Internacional, formamos parte integral de este movimiento, no nos oponemos a las reformas democráticas y sociales, luchamos para que se lleven hasta las ultimas consecuencias y porque esta lucha no se detenga en unas cuantas reformas sino que cambie de raíz esta sociedad lo cual no es posible si no les arrebatamos el poder político y económico a los potentados e imperialistas, es necesario un programa de renacionalizaciones que no debe detenerse ahí sino que debe continuar con la expropiación de la banca, la gran industria y las grandes propiedades de tierra, la economía debe ser controlada democráticamente por los trabajadores.
La democracia a la que aspiramos es la democracia obrera que no es posible aplicarla con las actuales instituciones y el actual Estado. En 2006 vimos con toda claridad como el aparato Estatal estaba construido para favorecer a los potentados, a los capitalistas. Debemos destruirlo. Pero el primer paso será expulsar a los partidos burgueses del gobierno y fortalecer el movimiento de masas. Las fuerzas para la revolución socialista no saldrán de las nubes ni de Marte, Lenin decía que los trabajadores aprenden del gran libro de la vida, a costa de fuertes golpes y derrotas la clase obrera sacará lecciones revolucionarias. Los marxistas no pretendemos imponer nuestras ideas, pero si defendemos nuestro derecho a defender el programa del socialismo en esta lucha. Consideramos una necesidad fundamental la formación de sólidos cuadros revolucionarios que puedan orientar de mejor forma esta lucha a lo interno de nuestro movimiento. Es importante desarrollar a la tendencia marxista dentro de los sindicatos, el PRD y el movimiento entorno a López Obrador, te invitamos a que te sumes a la CMI en México y luchemos dentro de este movimiento para llevar la transformación del país hasta el final.