
En una sorprendente derrota, el pueblo ecuatoriano ha rechazado masivamente el referéndum constitucional del presidente de derecha Daniel Noboa.
Las tres primeras preguntas eran un referéndum para enmendar la Constitución vigente. La cuarta era una consulta popular para redactar una nueva Constitución. Las propuestas eran las siguientes:
Référendum:
A. Eliminar la prohibición de bases militares en territorio ecuatoriano
B. Eliminar la financiación de los partidos políticos con dinero público
C. Reducir el número de diputados de 151 a 73
D. Convocar una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución
Todas fueron rechazadas con alrededor del 60 % en contra. La votación tuvo una participación del 80 %. Todas las provincias votaron en contra, excepto Tungurahua, provincia que es un bastión electoral de Noboa, e incluso aquí el apoyo en la consulta fue significativamente menor que el que obtuvo Noboa en la segunda vuelta de 2025, cuando ganó el 78%. . Esto supuso una derrota para Acción Democrática Nacional (ADN), que pensaba tener la victoria asegurada. Noboa se negó a dar la cara la noche de la derrota. Solo unas horas después de que se anunciara la perdida, Niels Olsen, presidente de la asamblea, tomó la palabra y dijo: «Seguiremos luchando sin descanso por el país que ustedes merecen, con las herramientas que tenemos».
La votación fue derrotada por una votación masiva de trabajadores y campesinos liderada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), el movimiento correísta de Revolución Ciudadana (RC) y el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), entre otros.
El número de votos a favor fue similar al obtenido por Noboa en la primera vuelta de las elecciones presidenciales (4.5 millones). La campaña oficialista se caracterizó por la ausencia total de cualquier tipo de debate o explicación sobre los motivos del cambio constitucional o sobre lo que este supondría, lo que llevó a la población a temer lo peor. Apenas convenció a nadie fuera de los miembros ya existentes del partido.
Todos los puntos de la boleta electoral tenían como objetivo subvertir la Constitución de 2008 del gobierno de Rafael Correa. Esta es una de las constituciones más progresistas de América Latina, y se logró tras años de movimientos revolucionarios e insurrecciones. Prohibía la minería en áreas protegidas, despenalizaba las drogas, reconocía las relaciones entre personas del mismo sexo y prohibía las bases militares extranjeras en su territorio, por nombrar algunas de sus reformas.
Correa y su partido Revolución Ciudadana sufrieron derrotas electorales tanto por las promesas incumplidas derivadas de su aceptación de las reglas del sistema capitalista como por el sectarismo dentro del movimiento, que dividió el voto y condujo a la victoria de Noboa. Pero aunque el correísmo haya sufrido un revés, la Constitución de 2008 sigue considerándose algo que hay que defender.
Ecuador es un país donde la pobreza es rampante, los asesinatos están alcanzando máximos históricos y la riqueza del país se está desviando. El referéndum no se consideró una simple pregunta sobre la Constitución, sino un rechazo al mandato de la presidencia de Noboa en su conjunto.
La primera de las preguntas del referéndum tenía como objetivo poner fin a la prohibición de las bases militares extranjeras en territorio ecuatoriano. Noboa ofreció recientemente una visita guiada a la secretaría de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Kristy Noem, por las antiguas bases militares estadounidenses en las ciudades costeras de Manta y Salinas, donde evaluaron la infraestructura para posibles bases futuras. El año pasado, afirmó: «En un conflicto transnacional, necesitamos una respuesta nacional e internacional».

Sin embargo, si leemos entre líneas, este punto no solo se refería a una «respuesta de seguridad» abstracta, sino que formaba parte del creciente equilibrio de Noboa entre Estados Unidos y China.
Ecuador es uno de los países de América Latina más estrechamente vinculados a China. A pesar de ser el séptimo país más poblado de Sudamérica, recibe la tercera mayor inversión china. El primer viaje diplomático de Noboa fue para reunirse con Xi Jinping en Pekín. China ha sido el principal financiador de Ecuador desde 2009, y es el tercer país de Sudamérica en firmar un acuerdo de libre comercio con el país asiático, después de Perú y Chile. Las exportaciones ecuatorianas a China se multiplicaron por cien en los últimos 20 años, hasta alcanzar los 5000 millones de dólares en 2024.
Más recientemente, China ha asumido un papel cada vez más activo para proteger sus inversiones, donando 17 millones de dólares a empresas de la provincia de Pichincha afectadas por las huelgas lideradas por los indígenas cuando se acabaron los subsidios al diésel. Se trata de una forma indirecta de debilitar la huelga y fortalecer la posición de los patrones.
Al mismo tiempo, Noboa depende en gran medida del apoyo diplomático y militar de Estados Unidos. El propio Noboa es ciudadano estadounidense y quiere negociar para reducir los aranceles. El referéndum sobre las bases militares fue probablemente una oferta para contrarrestar esta relación con China con el fin de complacer a la administración estadounidense. Noboa se cree claramente un tipo inteligente, que quiere jugar al ajedrez con la política mundial. Ahora su genial plan se ha ido al infierno y no tiene nada que mostrar a cambio.
Las preguntas B y C tenían como único objetivo socavar a los partidos pequeños, que cuentan con 20 asambleístas de un total de 151, o 13 % de la asamblea. El sistema propuesto, con menos asambleístas y sin financiación pública para los partidos, favorece a los partidos grandes establecidos, como el ADN de Noboa. Los partidos pequeños que representan a los campesinos y a los trabajadores rurales se verían arruinados por ambos cambios.
El último y más controvertido punto fue la convocatoria de una asamblea constituyente para crear una nueva constitución. Noboa había sido extremadamente reservado sobre cuáles serían los objetivos de esta asamblea. Había dicho que la constitución era demasiado indulgente con los narcotraficantes, afirmando que «estamos reconstruyendo el país que ellos dejaron de rodillas, el país que convirtieron en una cuna del narcotráfico». Incluso entonces, la falta de un plan claro llevó a los trabajadores a creer que la constitución de 2008 sería despojada de todo su contenido progresista. De hecho, querían un cheque en blanco. Al empiezo de la campaña, el presidente mencionó que una nueva constitución podría redactarse mediante inteligencia artificial.
Todos los puntos del referéndum de Noboa eran totalmente reaccionarios. Pero, como dijo Lenin al final de la revolución de 1905: «¿Qué es una constitución? Un papel en el que están escritos los derechos del pueblo. ¿Cuál es la garantía de que esos derechos sean realmente reconocidos? La fuerza de aquellas clases del pueblo que han tomado conciencia de esos derechos y han sido capaces de conquistarlos».
La fuerza del pueblo ecuatoriano no reside en este papel de casi 20 años de antigüedad, sino en las organizaciones de masas que se movilizaron para derrotar a Noboa. Esta es la verdadera lección que hay que extraer de esta victoria. A Noboa le resultará ahora mucho más difícil tocar la Constitución, ya que ha mostrado exactamente cuál es la posición de su gobierno y con qué debilidad gobierna.
Pero nada de esto va a detener al presidente de la oligarquía. A los pocos días de la derrota en el referéndum, Noboa viajaba a EEUU para discutir con su amo del norte por qué otros medios puede continuar con las mismas políticas entreguistas y anti populares.
Las organizaciones de trabajadores, campesinos, indígenas y la juventud deben utilizar el golpe propinado a Noboa en las urnas para construir de nuevo un amplio movimiento de protesta contra el gobierno.
