La situación en Cuba es grave. El domingo 11 de julio hubo protestas en diversas ciudades y pueblos de Cuba que han tenido, como no podía ser de otra manera, gran cobertura en los medios internacionales. ¿De dónde surgen estas protestas? ¿Cuál es su carácter? ¿Cómo debemos responder los revolucionarios?
Las protestas empezaron en San Antonio de los Baños, provincia de Artemisa, 26 km al suroeste de la capital Habana. La motivación inmediata de las protestas que sacaron a cientos de personas a las calles en San Antonio fueron los prolongados y constantes cortes de electricidad. Pero a este factor se añade la acumulación de problemas, particularmente graves desde el inicio de la pandemia hace 16 meses: desabastecimiento de productos básicos, escasez de medicamentos, la caída del poder adquisitivo del salario. A todo esto se une el agravamiento de la pandemia en los últimos días, con la llegada de nuevas variantes mucho más contagiosas, en un momento en que la vacunación completa alcanza solo al 15-20% de la población.
Claramente había un componente genuino en esa protesta en San Antonio (algo que reconoció el propio presidente Díaz-Canel posteriormente) que nacía de las dificultades reales a las que se enfrenta el pueblo. Las consignas que sacaron a la calle a cientos de personas en San Antonio eran “queremos vacunas” y la exigencia de solución a sus problemas inmediatos, que se hacía a las autoridades locales.
Pero además de eso, estaríamos ciegos si no vemos que había también otro factor. Desde hace días hay una intensa campaña orquestada en las redes sociales bajo la consigna #SOSCubaa que tiene dos objetivos. Uno, tratar de crear un estallido social, protestas en las calles, mediante la difusión de informaciones exageradas, sesgadas o directamente falsas (por ejemplo sobre la situación sanitaria en Matanzas, la zona más azotada por la pandemia) y el llamado abstracto a protestar en la calle. Dos, con la excusa de la situación de emergencia sanitaria (en parte real, en parte exagerada) fomentar la idea de la necesidad de una «intervención humanitaria» para «ayudar a Cuba».
La hipocresía de las personalidades que han lanzado la campaña es increíble. ¿Cuando fue la campaña a favor de una intervención internacional en Brasil, o Perú, o Ecuador, todos países que han sufrido tasas de mortalidad 10, 20 o 50 veces mayores que las de Cuba?
Esta campaña hipócrita es un intento claro de justificar una intervención extranjera contra la revolución, bajo la cobertura de la ayuda humanitaria. Hemos visto esto antes, en Libia, en Venezuela, en Iraq, y sabemos qué hay realmente detrás de estas supuestas “intervenciones humanitarias”: el imperialismo. No se puede ser más cínico. Los mismos que aplican el bloqueo contra Cuba, que le impide comerciar en el mercado mundial, comprar medicamentos e insumos para los mismos, ¡ahora exigen al gobierno cubano que abra un “corredor humanitario”!
En la protesta en San Antonio de los Baños, algunos lanzaron la consigna que ha agrupado la contra-revolución en los últimos meses: «Patria y Vida» (en oposición a la consigna de la revolución de “patria o muerte – venceremos”). Pero según reportes de compañeros de allá no eran la mayoría: “Desde ayer se hizo una convocatoria en un grupo de FB en el que su mayoría es ariguanabense, con el fin de protestar en contra de los apagones de hasta 6 horas que sufre la localidad. Lo que empezó como algo más pequeño fue aumentando a medida que iban trasladándose por las principales arterias del pueblo. Es una masa muy heterogénea donde seguro conviven varios pensamientos e ideologías. He visto que algunos lanzan la consigna Patria y Vida pero la mayoría creo que solo está dentro de la corriente y se deja llevar.”
Pero obviamente, la información de la protesta en San Antonio de los Baños se extendió por las redes sociales, distorsionada y amplificada por elementos contrarrevolucionarios que estuvieron llamando a que se dieran protestas similares en otras partes del país. Sobre esto hay muchos rumores, y como suele suceder, muchos de ellos son falsos, pero parece que hubo protestas en un número significativo de ciudades y pueblos. En estos casos el componente contrarrevolucionario (en las consignas, la gente que las animaba, etc), era mucho más dominante que en San Antonio de los Baños. Aparte de «Patria y Vida» se gritaba «Abajo la dictadura», «libertad», etc.
En Camagüey los manifestantes se enfrentaron a una patrulla de la policía y terminaron por tumbar su vehículo boca abajo. En Manzanillo, un compañero reporta que muchachos muy jóvenes protestaban en la calle Maceo, la principal arteria hacia la zona alta de Manzanillo que lleva siete días sin agua. Llegó el presidente de gobierno de la ciudad para tratar de dialogar. Hubo improperios e insultos, pero también finalmente intercambio de pedradas entre revolucionarios del pueblo y los que protestaban.
Otro compañero describe los acontecimientos en Santa Clara, donde dos grupos de no más de 200 personas trataron de tomar una estación de policía y la sede del PCC. Otro grupo de unas 400 personas se organizó para repelerlos. Según este informe, la composición de la protesta era principalmente de gente muy joven, adolescentes, bastantes elementos marginales. Las consignas eran “abajo el comunismo”, contra Díaz-Canel, pero muchos solo hacían acto de presencia, sin gritar consignas.
Por su parte, Luis Manuel Otero Alcántara, una de las figuras más destacadas de la contrarrevolución, llamó a concentrarse en el Malecón de la Habana. El llamamiento ha sido replicado por todos los medios reaccionarios de Miami y sus redes sociales. En el transcurso de la tarde un grupo de menos de 100 personas se concentró en el Malecón. Posteriormente, más personas se unieron, formando un grupo de varios cientos, en el que era difícil distinguir quienes protestaban y quienes estaban solamente observando a ver qué pasaba. La protesta se trasladó a varias partes de la ciudad, el Capitolio, la plaza Revolución, etc. y llegó a agrupar quizás a un millar de personas. Un compañero describe la composición social como “muy diversa”: “había sector de pueblo y aburguesados, muchos marginales, lumpen urbano y jóvenes”.
Hubo también incidentes de enfrentamientos y pedradas por parte de los contrarrevolucionarios. Un compañero que estuvo en una de las concentraciones en defensa de la revolución relata: “Fui agredido. Ahora sé también lo que es ver a una masa enfurecida caminar hacia ti. Sentí miedo. Casi me linchan, me arrojaron agua, ron y me arrojaron dos piedras que no me dieron. Viví varias escenas de violencia cerca de mi.” Hubo intervenciones policiales y detenciones selectivas.
El presidente Díaz-Canel se personó en San Antonio de los Baños, desde donde hizo declaraciones y posteriormente se dirigió al país en alocución televisada, en la que llamó a los revolucionarios a salir a las calles a defender la revolución. Este llamado tuvo respuesta en varias partes del país, incluido en La Habana. Esto obviamente no lo muestran los medios internacionales, porque no cuadra con la idea que ellos quieren transmitir.
Para dar algunos ejemplos, así marcharon por Belascoain:
Esta era la concentración de revolucionarios frente al Museo de la Revolución:
Se podrían dar muchos más ejemplos.
Está claro que incluso en una situación muy difícil de penuria y escasez, la revolución cubana tiene todavía una amplia base social de apoyo que, viendola amenazada, sale a la calle a defenderla. Los que salieron también sufren las mismas condiciones, y posiblemente muchos tienen también críticas hacia la gestión del gobierno, hacia algunas decisiones que se han tomado y hacia la burocracia. Pero a la hora de la verdad saben que deben salir a defender la revolución.
¿Qué representan estos acontecimientos?
Hay que decir que las protestas de ayer son significativas. Más allá de la exageración de los medios de comunicación imperialistas, estas son las expresiones de protesta más grandes desde el maleconazo de 1994 y se producen en un momento de profunda crisis económica y en el que además la dirección de la revolución no tiene la misma autoridad que en aquel entonces.
¿Cuáles son las causas de la situación de crisis económica y social que vive Cuba hoy? En primer lugar se combinan una serie de problemas históricos, con otros más coyunturales. Entre los primeros: el bloqueo, el aislamiento de la revolución en un país atrasado, la burocracia.
Entre los segundos: las medidas tomadas por Trump para aumentar la asfixia económica de la revolución (que no han sido revertidas por Biden), pero sobre todo el impacto de la pandemia (y su impacto sobre el turismo una de las principales fuentes de ingreso en divisas). Discutimos tanto los unos como los otros en un artículo en octubre del año pasado.
A esto se añade el impacto de las medidas tomadas por el gobierno cubano en enero para responder a esta crisis económica tan fuerte y además, desde hace unos días, el fuerte repunte de casos de Covid-19 por la entrada de nuevas variantes.
Los problemas son graves. Muy graves. Pero para plantearse cómo resolverlos, hay que entender cuáles son las causas. En primer lugar el bloqueo. En segundo lugar, la inserción totalmente desigual de la economía planificada cubana en la economía capitalista mundial. En tercer lugar, la pandemia y su impacto económico y sanitario. Finalmente el impacto de la gestión burocrática de la economía en términos de despilfarro, ineficiencia, desidia.
Ante esta situación ¿qué postura debemos tomar los revolucionarios? En primer lugar hay que explicar claramente que las protestas convocadas por LMOA y otros elementos afines son abiertamente contra-revolucionarias, aunque tratan de capitalizar un malestar que surge de condiciones objetivas muy difíciles. El malestar es real y genuino. Pero las protestas bajo la consigna de «Patria y Vida» y «Abajo la dictadura» son contrarrevolucionarias. Hay elementos confusos, sin duda. Pero ante la confusión es inevitable que los que dominan estas protestas desde un punto de vista político sean los elementos contrarrevolucionarios, que están organizados, motivados y con objetivos claros. Por lo tanto, hay que oponerse a las mismas y defender la revolución. Si los que animan esas protestas (y sus mentores en Washington) logran su objetivo, derrocar la revolución, los problemas económicos y sanitarios que padece la clase obrera cubana no se resolverán, sino al contrario. Solo hace falta mirar al Brasil de Bolsonaro o al vecino Haití.
En la lucha que se abre en Cuba nos encontramos, de manera incondicional, en el campo de la defensa de la revolución cubana. Ya toda la gusanera en Florida está exigiendo una intervención militar en Cuba. En una rueda de prensa conjunta, el alcalde de Miami, la alcaldesa del condado de Miami-Dade, el comisionado Joe Carollo (ex-alcalde de Miami), pidieron a Biden una intervención en Cuba “en el marco de la doctrina Monroe”.
Pero esta defensa incondicional de la revolución cubana, no quiere decir que sea de manera acrítica. En el debate sobre la manera más eficaz de defender la revolución cubana nosotros defendemos claramente un punto de vista de clase, internacionalista y de democracia obrera.
En segundo lugar, hay que decir, también claramente, que los métodos que la burocracia usa para tratar de afrontar los problemas a los que se enfrenta la revolución, no son adecuados y en muchos casos son contraproducentes (véase por ejemplo el Ordenamiento Económico). Las medidas pro-capitalistas debilitan la planificación y la propiedad estatal, además de aumentar la diferenciación social y fortalecer los elementos capitalistas en la isla. Ese es el caldo de cultivo para estas protestas contra-revolucionarias. La ausencia de democracia obrera además de desorganizar la economía, es fuente de desidia, falta de interés e ineficiencia.
Los métodos que usa la burocracia para responder a las provocaciones contrarrevolucionarias también son en muchos casos contraproducentes. La censura, las restricciones burocráticas, la arbitrariedad no sirven para defender la revolución, cuando lo que se necesita es discusión política, rearme ideológico revolucionario, rendición de cuentas y democracia obrera.
Nuestras consignas deben ser:
¡Defender la revolución cubana!
¡Abajo el bloqueo imperialista – manos fuera de Cuba!
¡No a la restauración capitalista – más socialismo!
¡No a la burocracia – democracia obrera y control obrero!